La inercia del cambio (Ágil)

En física (y que me disculpen los físicos), la inercia es algo así como la tendencia a permanecer en reposo o a permanecer en en movimiento. Pasando de definiciones teóricas, es lo que hace que cuando vas en bici y has pedaleado muy rápido necesites menos fuerza para dar la siguiente pedalada, pero, también, que si te vas parando… cada vez te cueste más pedalear.

Y más allá de estos ejemplos, así muy de física, la inercia parece presente en muchas otras actividades (pienso yo).

Si entrenas medio en serio algún deporte lo habrás notado. Yo cuando pillo una racha buena de poder entrenar, y voy con frecuencia al Crossfit ese hijo de Mordor, el cuerpo me pide más, tener más cuidado en la comida, cuidar mejor cada entrenamiento, entrenar más.

Pero cuando pillo una racha oscura, y el trabajo me deja entrenar poco, el cuerpo me pide no ir, tengo que luchar con las n excusas que me pone ese trozo boicoteador que hay en el cerebro, porque cada entrenamiento es un sufrimiento después del parón, y soy más tolerante con la mala vida, con la mala comida, etc. Y volver a coger nivel y rutina sana cuesta un sobre esfuerzo serio y para creyentes (pero no te preocupes que con constancia se supera). 

Y aparte de todo lo anterior, los cambios de cultura (Ágil o cualquiera), organizativos, la mejora continua, etc., parece que tampoco se escapa de las «leyes» de la inercia. 

Llevo años viendo organizaciones (y no olvidemos que las organizaciones son grupos de personas) que no tienen capacidad para escapar de la «fuerza» que fija la inercia, de empezar a mover el cambio, porque cuesta mucho. Son grupos de personas que buscan n excusas para no empezar con el esfuerzo que supone comenzar el cambio. En este punto mueren la mayoría de los intentos de «transformación» (que cursi que suena) Ágil. 

Pero ojo, si ya arrancaste el cambio hace tiempo, y vas con constancia, mejorando poco a poco, no te confíes, y este post va por vosotr@s, por mis amigos NoBody, esos pocos, esas pocas organizaciones, que conozco bien y que llevan ya tiempo moviendo esa llamada transformación Ágil. 

No so confiéis, porque una vez que se supera el sobresfuerzo de mover la pesada máquina del cambio, puede que llegue el momento en que, como le pasaba al ejemplo de la bici, parezca que cuesta ya menos pedalear y que entonces aparezca el maligno tentándonos y diciéndonos que ya no es necesario dar pedales. Y que nos relajemos. Y que un día, sin darnos cuenta, perdamos velocidad y cada vez cueste más empujar… poniendo en riesgo todo el esfuerzo de cambio previo. 

Si has llegado a coger velocidad de cambio no te relajes, la inercia está ahí para ayudarte, pero no dejes ahora de seguir pedaleando, que volver a parar la bici, para volver a intentar moverla, es demasiado riesgoso y un desgaste demasiado grande.

Que la Agilidad te acompañe. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Share This
Ir arriba