El sesgo de confirmación en la gestión

—Los usuarios no saben lo que quieren, pero yo sí —dijo Don Eulalio Bocanegra achinando los ojos y sacando su sonrisa despectiva.

Hizo una corta pausa.

—MEFISOFT 21 es lo que ellos necesitan —añadió— y yo sé cómo hacer que lo usen. 

Después de dos años de desarrollo, financiados por el cliente, MEFISOFT 21 vio por primera vez el mundo real y salió a producción. Aquella era la primera vez que los usuarios reales veían el sistema. Y todo fueron… rechazos y pegas y problemas y críticas y críticas anónimas en redes. Nadie quería usarlo.

Entonces el cliente se empezó a poner muy nervioso. Mucho. Y llegaron las reuniones de crisis y los largos correos con infinita gente en copia y la búsqueda de culpables y las amenazas. 

¿Cómo podía estar pasando aquello? ¿Cómo? ¡Si todo el mundo —menos los que tendrían que usarlo— tenía claro que el sistema sería amado por los usuarios!

—Daremos un incentivo económico a los usuarios que usen el sistema —dijo Bocanegra.

El uso de la primera persona del plural, el daremos, era uno de los típicos eufemismos de Bocanegra, obviamente aquel incentivo lo pagó, lógicamente, el cliente. 

Pero realmente aquel sobre coste logró que los usuarios usaran el sistema… eso sí, para ser concisos, durante un tiempo, hasta que se agotó el incentivo, pero ciertamente fue el tiempo suficiente para que las aguas se calmaran, se olvidara cómo empezó todo aquello y para que el Chief Technology Officer de Mostavista, Bocanegra… ya estuviera enfrascado en otros proyectos.

En el futuro Bocanegra pagaría con creces sus villanías, con lo que le ocurrió con Lucas DeMarco, la biblioteca de los algoritmos malditos y etc., pero eso es otra historia.

Los sesgos son atajos que utiliza el cerebro para llegar a conclusiones, para tomar decisiones… ahorrando energía. 

Lo que llevó a Bocanegra a abocar un desarrollo de dos años al desastre, creyendo que él y sus colaboradores estaban en la absoluta certeza de que sabían lo que los usuarios querían, rechazando cualquier intento de contrastar sus creencias con alguna información contraria (incluyendo haber enseñado un prototipo a algunos usuarios) es lo que se llama sesgo de confirmación

El  sesgo de confirmación nos lleva a favorecer las propias creencias, dando mucha menos consideración a otras opciones, y subestimando la información que no coincide con lo que pensamos o creemos. En ocasiones nos hace acertar… en otras no.

Pero Bocanegra no es el único, todos tenemos sesgos, en mayor y menor medida y no podemos eliminarlos. 

El sesgo de confirmación es tan común que hace que, a día de hoy, y durante muchos años, o probablemente siempre, el Lado Oscuro de la predicción (la base de un cascada), frente a la adaptación (esencia de un ciclo de vida Ágil) siga vivo.

Dicen los que saben mucho, de esto de los sesgos, que una de las causas está en lo que se llama disonancia cognitiva, como le llama Festinger, uno de los creadores del concepto: es incómodo mantener ideas contradictorias en nuestra cabeza, por lo que trataremos de reducir la disonancia evitando situaciones e información incómoda (te dejo un post que escribí hace tiempo sobre este tema).

Que la agilidad te acompañe…

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