En algunos cursos, en Management 3.0 normalmente, en algunas charlas, seguramente alguno de los que estáis ahí lo recordareis, pongo una diapositiva con fondo negro que tiene sólo lo siguiente:
230 * 30 = 6900
Suelo hacer el juego de preguntar «¿Qué creéis que significan estos números?». Muy pocos dan con la repuesta, ciertamente no es fácil, de que es una aproximación a los días que te quedan por trabajar.
Es sólo una aproximación (la idea la saqué del nuevo portal de la seguridad social), contando que, más o menos, quitando vacaciones, un año tiene 230 días de ir a currar, poniendo que te quedan 30 años (puedes ajustar la formula a tu situación), sale que te quedan unos 6900 días.
La siguiente reflexión es obvia: si te gusta tu trabajo genial, si no yo me pensaría hacer un cambio. 6900 días son muchos días para gastar media vida en algo que no te gusta.
Relacionado con esto, también lo he comentado en alguna red, estoy valorando cuál será mi próximo tatuaje y, entre las opciones, está esa frase de Einstein que dice… “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.
Haz lo que te de la gana, la mayoría de la gente no cambia de trabajo aunque lo odie, pero no te quejes y sigas haciendo lo mismo. No me gustan los quejicas.
No pretendo ser un ejemplo de cambios laborales, no creo que lo sea, pero revisando fotos de hace un montón de años, de hace 10 y más años, hoy me alegro de haber hecho muchos cambios. Cambios en su día difíciles, pero el cambio siempre es bueno.
Como dejar aquel sitio en el que era obligado ir a trabajar encorbatado (y no sólo dejarlo por cuestiones de vestuario) o aquel otro en el que no podías subir en con el jefe en el mismo ascensor, dejar todo aquello, por mucha (falsa) seguridad laborar que diera… sólo pudo ser un acierto.
Y la idea anterior es extrapolable, más allá de tristes vidas laborales, también aplica a los quejicas del «no me gusta cómo trabajamos»… pero nos aterra probar otra manera de hacerlo.
La queja constante es zona de confort. Aún hoy, año 2019, me impresiona la gente que se queja de lo malo que es trabajar en, por ejemplo, modo «Cascada» pero que cuando le planteas una alternativa… sólo le ven problemas.
Curioso es el caso de todos los que cuando les planteas un cambio empiezan a ver lo bueno de la mala manera actual de trabajar y todo lo malo de la posible nueva manera de trabajar.
Haz lo que te de la gana, pero, si algo no te gusta, y no haces cambios, no seas quejica.
postdoctorado en la Universidad Carnegie Mellon,
EE.UU. Es pionero en management, planificación,
estimación, product management, Agilidad y en la
aplicación de la inteligencia artificial generativa a la
gestión de la creación de productos y servicios
tecnológicos. Fue el único español en la primera
conferencia Ágil de la historia.
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Totalmente de acuerdo. El cambio es inherente a la vida misma. Si no cambiamos no evolucionamos.
El problema es que la educación que hemos recibido no potencia el cambio; más bien lo dificulta. Nos han educado en el inmovilismo, en no cuestionarnos nada.
¿Cuántos de vuestros familiares se han pasado toda una vida en la misma empresa?. Dichos como «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer». El mismo inmovilismo lo vemos en política, en economía, en cualquier ámbito social.