Hace años trabajé con nuestro Mr. Nobody de nuestra historia de hoy, un manager (de una empresa grande) que estaba (y está) obsesionado con encontrar “LA métrica” que demostrase que la transformación Ágil que llevamos acabo había sido un éxito.
Se lo dije 1000 veces: NO existe la métrica que buscas (ni en tu empresa ni en ningún lugar de la Galaxia).
Y mira que métricas, con números que mostraban mejoras en datos, sacamos muchas:
que sí métricas de motivación,
que si de reducción de tiempos,
que si de valor,
que si de incidencias…
Decenas y decenas de métricas, todas ellas con mejores datos en la era Ágil… que en el pasado Cascada.
Pero no sólo métricas, es que MUCHOS SENTÍAMOS que la situación, viniendo de donde venía aquella empresa (Lado Oscuro hasta en las cejas), había mejorado tremendamente.
Pero he aquí el quid de la cuestión y moraleja de esta historia: “muchos” (no todos) “sentíamos” (sentimiento, que no números).
Escúchame con atención… NO hay métrica que de manera indiscutible muestre que una transformación ágil es un éxito y que nadie pueda discutirla.
No las hay ni para comparar dos coches, para saber cuál es mejor: uno corre más, pero otro gasta menos, uno es más cómodo, pero otro acelera más y así… hasta el infinito.
Si esto pasa para un ejemplo tan fácil como comparar coches, llévalo ahora a una organización, con negocios cambiantes, personas con sus intereses, negocios cambiantes, tiempos, tecnologías…
La mejora de los datos de una métrica es incuestionable (es comparar números), las razones de la mejora siempre pueden cuestionarse (ya que las circunstancias que rodean a cada medición son diferentes)
Lo anterior suena a una de esas Leyes de las métricas, no sé si tiene nombre, podemos llamarla “Ley de las métricas de transformación Ágil Garzás” o ponerle un nombre en inglés y mejorar así sus opciones de que se haga famosa.
Esto pasó hace ya unos años, pero hace poco volvimos a quedar.
Yo dejé hace tiempo aquel lugar (decidí yo que ya no eran necesarios mis servicios), pero seguimos manteniendo buena relación.
El caso es que quedamos a cenar, y ya cuando nos estábamos despidiendo, en ese momento de esperar taxi, a las tantas, ya cuando tenía un pie dentro del coche, me lo volvió a decir: “Si hubiéramos sacado una métrica”
Me bajé del taxi (más bien bajé el pie que tenía dentro)
— ¿Te acuerdas cuando te despidieron de la anterior empresa?
Esa historia suya me la sabía porque esto de una verdadera transformación Ágil da para muchos cafés.
Mr. NoBody asintió de manera extrañada.
— ¿Qué resultados habías obtenido para el departamento? — insistí.
Los mejores números respondió, yo ya lo sabía.
Volví a preguntar. Ya lo tenía casi KO.
— Entonces, ¿por qué te despidieron? ¿Por las métricas o por sentimientos?
KO. No hacía falta que respondiera. Él, yo y su anterior jefe sabíamos que la razón había sido la falta de conexión emocional, a pesar de las métricas sobresalientes.
Me ahorré el — Entonces, ¿por qué quieres encontrar un número para algo tan complejo y que involucra a tanta gente?
Entré en el taxi. Cerré la puerta y me fuí (seguimos siendo amigos, eh, y quedando).
Moraleja: el éxito de una transformación es mayormente emocional, estadístico (en el sentido de si hay más gente con sentimiento positivo que negativo) y luego se puede apoyar en datos que SIEMPRE alguien encontrará la manera de cuestionar.
Si sólo vas a dar por exitosa una transformación cuando encuentres LA métrica que comparada con sus datos del pasado indique el éxito indiscutible… vas a vivir en una frustración constante.
Que la Agilidad te acompañe.
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