La semana que viene me voy a Lima. Estoy feliz porque vuelvo a viajar para dar una Keynote en un evento presencial sobre Agilidad, el Scrum Day Perú, después del parón que ha supuesto el Covid.
Y estoy especialmente feliz de que sea en Perú, que es de los pocos países de Sudamérica que me queda por visitar. Y también porque a las keynotes invitadas que ya di en los eventos de referencia en Agilidad en español, al de Chile, Colombia y México… me hace feliz añadir Perú.
Del viaje te iré contando más cosas, en tiempo real en historias de Instagram y más en diferido por aquí y Linkedin. Pero volviendo al This is the Agile Way, preparando la presentación he recordado la sana práctica de gestionar las expectativas Ágiles en cualquier transformación…
La Agilidad de hoy recuerda a la cantina de Mos Eisley, un sitio ruidoso lleno de todo tipo de seres, decenas de certificaciones peligrosas, simpáticos frameworks para equipos, diferentes especies de Kanban, recetas milagrosas y tratamientos para empresas de la tercera edad, como SAFe, y hay Lado Oscuro escondido, y hay Lado Luminoso y hay de todo.
Y si hay algo mayoritariamente en común en todos los seres Ágiles de la cantina de Mos Eisley es que la gran mayoría prometen el paraíso Ágil, donde todo irá de maravilla si te vas con ellos.
Hay una sabia frase que una vez me enseñaron y que dice lo siguiente: “la felicidad está relacionada con las expectativas (ágiles)”. Y para explicar esto, en su momento, hice el siguiente dibujo.
En mi opinión, el hasta dónde, o con qué súper esfuerzo, podemos aplicar prácticas ágiles en una organización que hace uso de gestión tradicional, más viejuna, o Agilidad Oscura, depende…
De los clientes que tenga, hasta qué punto imponen (a veces innegociablemente) una manera clásica de trabajar. En algunos sitios, por mucho que quieren cambiar cosas como evitar los requisitos cerrados… sus clientes ni se lo plantean, ni escuchan otras opciones. Esto, como todo, se puede superar, pero ya implica cosas raras e híbridos.
De la necesidad, en forma de sentimiento, de los de dentro por cambiar, si tienen más ganas o son más Walking Deads. Hasta qué punto la gente está aburrida de hacer las cosas como siempre… o les da igual.
De la necesidad que llega desde fuera, de sentir que o hay cambio o la competencia nos pasa por encima. Eso, por ejemplo, en la administración pública no pasa.
Del Legacy, tanto a nivel de producto, ya sabes, por ejemplo, aplicar TDD no es lo mismo en algo nuevo, que en eso que lleva ahí desde hace 30 años. Y el Legacy organizativo: niveles jerárquicos, silos, cargos, departamentos, externalizaciones, etc.
Constancia, ¿Cuánto tiempo vamos a empujar el cambio? algunos lo quieren en 2 meses y eso no es posible.
El líder del cambio, que se implique, que deje hacer, que tenga capacidad para de verdad ser un Servant líder del cambio Ágil.
Si todo lo anterior está a muy mal nivel… pues ya sabes, esas son las transformaciones fallidas que se han intentado en empresas muy grandes y por eso han quedado en nada, o en muy poco «de ágiles».
Que la Agilidad te acompañe.
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