¿Habéis pensado cuánto cuesta una reunión?

—Perdonarme un momento… —Agni hizo su típica y pensada pausa para generar tensión

— ¿… alguien ha calculado cuánto cuesta esta reunión?

En ese instante, a los 47 asistentes con la cámara apagada se les unieron 3 cuadraditos en negro más. Tras unos segundos, una de las 5 únicas cámaras encendidas activó el micrófono.

—Es sólo una hora y media de reunión.

—Que multiplicada por 55 asistentes equivale a… —se detuvo un instante para sonreír— más de 82 horas de desperdicio.

Reuniones, eventos, ceremonias o rituales. Eventos temporales que reúnen a gente, en ocasiones a mucha, y que no suelen terminar en incremento de producto, working software o solutions. 

Si las reuniones no empujan el doing, técnicamente, deberíamos considerarlas desperdicio. Luego deberíamos debatir cuánto desperdicio nos permitimos, porque hay desperdicio del bueno, que nos permitimos porque nos hace ser mejores y del malo, se podía haber evitado y en este último es donde la Ley de Parkinson (te dejo post por si no la conocías) se pone las botas. 

Agni es un personaje ficticio pero la situación es real y de hace unos días. Y en estas semanas, quizá por el movimiento masivo al trabajo remoto, es un debate que escucho mucho, el de si hay muchas reuniones, si hay que quitarlas, si tiene que ir menos gente. También Domingo Gaitero me contaba, yendo al VLC Testing la semana pasada, un caso similar, contabilizando el coste de las reuniones antes de empezarlas.

No podemos evitar las reuniones, es más, en modelos de trabajo online o híbridos son muy necesarias, probablemente más que en el mundo presencial, ya que canalizan los canales de comunicación formales y los muy afectados en el remoto… los informales (como aquello que contamos del problema de no tener máquinas de café).

Pero aunque no podemos evitarlas, ni deberíamos, me parece muy interesante la reflexión de Agni… ¿hemos pensado cuánta inversión (¿o gasto?) de horas lleva cada hora de reunión?

Que la Agilidad te acompañe.

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