Un tren va descontrolado, a toda velocidad, está apunto de atropellar a 5 trabajadores que hay en las vías, ellos no se han dado cuenta, tú sí, y estás a tiempo de mover unas agujas que tienes cerca, que desviarán el tren hacia una vía secundaria, en la que hay un sólo trabajador, con lo que sólo morirá esa persona… ¿Qué haces?
Es probable es que acciones las agujas, racionalmente, es mejor que muera una persona a que mueran cinco.
Vamos con la segunda. Ahora imagina el mismo tren, la misma situación, los cinco trabajadores en peligro, el tren a toda velocidad.
En esta segunda ocasión siguen los 5 trabajadores apunto de ser atropellados, pero no hay un trabajador en la vía secundaria y esta vez tú no llegas a tiempo para accionar las agujas.
Tú estás en un puente sobre las vías, las agujas están abajo, sólo te queda la opción de empujar a una persona que hay mirando desde el puente (que chunga la historia), para que caiga sobre las agujas y las accione… ¿Lo harías?
Probablemente nooo lo harías, pero las matemáticas son iguales en los dos casos, en ambos muere uno y se salvan 5. En el primer caso es más probable que alguien actúe, en el segundo mucho menos.
El anterior supuesto lo leí en el libro Incógnito (libro un poco denso, pero recomendable).
Ahí también se argumentaba que, aparte de otras muchas razones para justificar este comportamiento, la razón de que en el segundo caso sea más difícil de actuar está en que interactúas, tocas, llegas a la distancia corta, con la persona que habría que empujar por el puente… y eso activa redes emocionales frente a sólo una visión racional del problema.
¿A qué viene todo este rollo? Pues a que en equipos, en las decisiones que tomamos, influye la distancia en que interactuamos con otras personas. Cuánto, por ejemplo, más lejos están las personas de un equipo más baja la influencia emocional.
No se toman igual las decisiones, más si afectan a otro, si no estás cerca de las personas. Por eso es más fácil criticar otros, o más difícil empatizar con otro, o ponerte en su lugar… si no lo tienes cerca.
Cuentan también en Incógnito que, en los 60, existió la idea de que el botón de lanzar los misiles para la guerra nuclear debería estar bajo la camisa del mejor amigo del presidente. Así, si decidía aniquilar a millones de personas, tendría que interactuar antes con alguien, evitando una decisión sólo racional.
Será por eso que en los equipos (especialmente si sólo han trabajado en remoto), las cosas cambian mucho cuando un día todos se juntan y se ven las caras.
Que gente de dos equipos separados se critica más que si esas personas ahora están, cerca, bajo el mismo equipo.
Así que propicia que la gente esté junta, cerca. Y si de continuo no es posible… fomenta que de vez en cuando se vean.
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