Algunos consejos sobre el rol del Agile Coach

Agile Coach, ya sabes, ese rol que ahora tanto se menciona, que nadie tiene muy claro que es y que para cada uno significa una cosa. No va este post con la idea de ser la enésima propuesta que intente sentar cátedra sobre el término (de hecho, hay ya en el blog post como el rol Agile Coach, el ¿Agile Coach? ¿Otro término más? ¿Pero qué es eso? ¿Eso no es Scrum Master? o el de tu Agile Coach visto como un Personal Trainer).

Pero cierto es que ahora, que ya huele a Navidad, que vienen tiempos de buenos deseos, entre lo que le voy a pedir a los Reyes está que los Agile Coach no acaben como muchos Scrum Masters, que no acaben como hordas de Stormtroopers con post-it: peones del Lado Oscuro sin capacidad de decisión (léase el Scrum Master está en peligro de extinción).

Y el caso es que, con tan nobles propósitos navideños, quería compartir contigo algunos consejos si ejerces dicho rol o si haces uso y disfrute de un Agile Coach en tu organización. Son apenas unas simples ideas, nacidas de mi propia y dura experiencia, que quizá pudiera ser la tuya, que te pueden valer, o no, tu sabrás, pero yo… ahí te las dejo.

Y como te contaba en un post que referencié antes, el de tu Agile Coach visto como un Personal Trainer, me parece muy potente asociar el rol de Agile Coach con el de un Coach deportivo, por eso, en los siguientes, verás que meto ese tipo de ejemplos.

Provocarás rechazo

Es duro pero es así, es más… así debe serlo. Provocarás rechazo porque tu función es el cambio, el cambio ágil o la mejora, la evolución ágil, llevar a muchos equipos a entregar más valor, con menos desperdicio y la máxima velocidad a ritmo sostenible. Y, como diría la la Ley de Hebb, cambiar cuesta, al cerebro no le gusta, a unos menos y a otros nada.

Siempre que esté dentro de unos márgenes el rechazo al cambio es como la vida misma y tú, Agile Coach, representas (o deberías) el cambio, por ello sufrirás el rechazo a tus ideas, y mil estratagemas para justificar que no es necesario cambiar, pero ahí estás, Agile Coach, para ingeniártelas y que al final «te compren», poco a poco, el cambio Ágil.

Esos sí, trabaja con un nivel de rechazo que sea tolerable, porque….

No todo enfermo es salvable

Cuentan, no sé si será verdad, que en las guerras los médicos clasificaban a los enfermos en tres grupos, los heridos leves, los graves que se podía salvar y un tercer grupo con aquellos que ya no tenían salvación. El objetivo era centrarse en esos enfermos graves por los que aun se podía hacer algo y dejar al resto como segunda prioridad.

Por eso, una de las funciones del puesto de Agile Coach es luchar con el cambio pero… tampoco te des cabezazos contra una piedra, hay equipos y organizaciones que tienen difícil recuperación, sus probabilidades de cambio son mínimas y con un desgaste tremendo (un ejemplo es el de las probabilidades de éxito de una transformación Ágil dependen del tamaño y del negocio). No te desgastes en esas luchas y busca gente a la que sí puedes ayudar.

Es mejor que estes fuera y que veas el problema desde fuera

Eres parte del cambio pero, a diferencia de un Scrum Master, no estás en el día a día de los equipos a los que ayudas a evolucionar, eso es así, y así debe ser. Esto es como lo del el manager jardinero… es el equipo el que cambia, tu riegas y pones la planta al sol. Es como el entrenador de futbol, él marca la estrategia, saca lo mejor de los jugadores… pero no está dentro del terreno de juego el día del partido, está en el banquillo.

Y de hecho, esto tiene una ventaja y es que, al estar un poco alejado, te previenes de caer bajo el síndrome de Estocolmo, algo que sería muy peligroso para tu rol de Agile Coach: que los equipos te convenzan de que no es necesario cambiar nada, te dejes llevar, te hagas «amigo del secuestrador», que al final te creas eso de que “es que nuestro caso es especial, somos diferentes”.

Y, en relación a este consejo…

No cedas en recomendar, tu pones el nivel, ellos el ritmo

Tu misión es marcar objetivos de cambio, ágiles, que se puedan conseguir, apoyar, enseñar, mentorizar, etc., pero, luego, «los ejercicios» los tiene que hacer el equipo. Un Coach deportivo tiene la obligación de corregirte la postura en los ejercicios, enseñarte, hacerlos antes para que veas como se realizan, etc., pero luego te toca a ti, equipo, el Agile Coach no puede cambiar o entrenar por ti.

Muchos equipos no quieren entrenar y te intentarán convencer de que no es necesario, que quizá con entrenar menos es suficiente, que quizá en ese «ejercicio» no hay que ser tan estricto, etc… no cedas. Que el equipo «no entrene» es una cosa, tolerar al Lado Oscuro para justificar entrenar menos… es otra.

No te dejes llevar, no seas complice de la Agilidad Flácida, que el equipo no pueda cambiar por lo que sea es una cosa, que se vea la Agilidad Flácida como Agilidad de la buena… es otra.

Javier Garzás

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