Vamos con la segunda parte del fabuloso cuento – fábula sobre estimación Ágil, la primera parte la puedes encontrar aquí.
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Pasó el tiempo y el más sabio de los Hobbits se dio cuenta de una cosa, que ahora puede parecer simple hasta la extenuación, pero que hasta ese momento no lo era: había una relación entre el tamaño de la fruta, o el número asociado a la fruta (o el Punto Historia), y el tiempo que tardaban en comérsela (relación Punto Historia – tiempo).
No siempre tardaban lo mismo, pero el tiempo en comerse las uvas se movía en un rango similar, mientras que el tiempo en comerse cada sandía también se movía en un intervalo similar, distinto al de las uvas.
Y lo mismo con las piñas.
Llegaron a calcular, por históricos, que una uva nunca tardaban menos de «x» minutos en comérsela, una piña nunca menos de «y» minutos y una sandía nunca menos de «z». El tiempo máximo variaba más. Incluso en ocasiones alguna fruta se les atragantaba y tardaban más de lo normal en comérsela, pero eso era lo menos probable, pasaba pocas veces.
Por curiosidad, pintaron en una pizarra dos ejes, el «x» y el «y», en el de las «x» pusieron un rango de minutos, de 1 hasta 100. En el de las «y» pusieron «número de frutas que nos hemos comido en ese tiempo». Luego, semana tras semana, iban apuntando el número de frutas que se comían en esos minutos. Para diferenciar en la gráfica el tipo de fruta, usaron el color verde para uvas, amarillo para piñas y rojo para sandías.
Cuando el tiempo pasó, uniendo los puntos del mismo color, salió una gráfica muy chula, que, según el Hobbit matemático, se parecía a una tal curva de Rayleigh (Rayleigh para Dummies (y qué tiene que ver con la estimación ágil)). Llegaron a saber la probabilidad que había de comerse una fruta en un determinado tiempo, hasta el punto de que uno de los Hobbits llegó a decir que podrían incluso estimar en tiempo por tipo de fruta, vez de usar el número que habían asociado a cada fruta.
Tristemente, pasado el tiempo, por cuestiones de reconversión del sector de la fruta en la Comarca, y otras políticas agrarias de poco sentido, se dejaron de plantar y recoger diversas frutas, quedando sólo las plantaciones de piñas. Desde ese momento la lista de frutas a comer durante la semana eran sólo piñas (items o historias todas del mismo tamaño, complejidad), por lo que el equipo de Hobbits llegó a la, lógica y sensata decisión, de que no aportaba sumar, al final de semana, el número asociado a la piña, bastaría con contar el número de piñas que se habían comido.
Moraleja…
Si todas las frutas eran del mismo tamaño (todas las Historias iguales) no hacía falta meter un número más y la complejidad que ello conllevaba. En este caso la estimación existía pero jugaba un papel menor.
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