La fábula de la estimación ágil (1/2)

Como diría aquel gran filósofo, aquel que marcó a toda una generación, Coco, hay dos maneras de hacerlo… estimando y #noestimando. No sé ni cuantos post habrá en el blog sobre los anteriores, en multitud de maneras, interpretaciones, recomendaciones y otros.

Pues hoy voy con otro, otro post más para una de mis grandes aficiones, dado que por mucho que haya escrito sobre estimación no parece que haya tenido mucho éxito, por lo que aún me encuentro y me preguntáis, así que en este caso voy a intentarlo con una fábula (o casi fábula, si somos estrictos en lo literario)…
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Érase que se era un equipo de Hobbits de la Comarca (un grupo de personas si no sabes, que sería delito, lo que es un Hobbit, en fin, tu sabrás), que tenía el arduo trabajo de cada semana (Sprints semanales) completar la tarea de comerse una cantidad de frutas (items del Product Backlog o Historias de Usuario).

El frutero de la Comarca (el manager) tenía total confianza en el equipo de Hobbits, por lo que les dejaba total libertad de decidir la mejor manera de comerse la fruta de cada semana (tareas del Sprint Backlog) y de decidir ellos cuánta cantidad de fruta se podían comer (auto-organización).

El frutero de la Comarca sólo les pedía una cosa: que una vez que dijeran, ellos, cuánta cantidad de fruta se iban a comer en esa semana… intentaran cumplir con lo que ellos mismos habían decidido (compromiso). El frutero jefe (el manager) necesitaba ese compromiso para, a su vez, poder hacer sus propias previsiones y negociar con los granjeros que le suministraban la fruta (los Stakeholders).

Antes de empezar la semana, al equipo le llegaban frutas, ordenadas en función de la prisa que había por comérselas (Backlog ordenado por valor). Algunas de esas frutas eran uvas, otras piñas y otras sandías (historias de usuario de diferente complejidad o tiempo requerido para completarlas, o comerselas).

Para darle al frutero de la Comarca una aproximación de cuántas frutas se comerían durante la semana que empezaba, pensaron en contar cuántas frutas se habían comido la semana anterior y, si no había circunstancias especiales, parecía lógico (empírico) que el número de frutas que se comerían la siguiente semana… rondaría ese número (Yesterday’s Weather).

Pero el más sabio de los Hobbits dijo que esa no sería una manera muy exacta de hacer una predicción (estimar), porque dependía del tamaño de las frutas que se habían comido la semana anterior, no era lo mismo una semana en que la mayoría de las frutas eran uvas a una semana en que la mayoría eran sandías. Sólo contar en número de frutas no parecía la mejor opción para hacer una previsión de las que se comerían la siguiente semana.

Para resolver el anterior problema pensaron en poner un número a cada fruta (punto historia), las uvas serían un 1, las piñas un 2 y las sandías un 3. Ahora, al final de la semana, contarían no sólo el número de frutas que se habían comido… también contarían la suma de los números que habían asociado a cada fruta (velocidad en Puntos Historia).

Así, desde aquel día, hicieron la previsión de cuánta fruta comerían la siguiente en función de la suma de números asociados a las frutas que se habían comido la semana anterior. El frutero de la Comarca les daba la lista de frutas para comer en esa semana, cogían la primera de la fila, anotaban su número (uvas un 1, las piñas un 2 y las sandías un 3), cogían la segunda y sumaban su número al de la fruta anterior, etc., así, sucesivamente, hasta que la suma llegaba a un número cercano al de la suma de las frutas que se comieron la semana anterior.
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Mañana… el desenlace de este tremendo cuento.

1 comentario en “La fábula de la estimación ágil (1/2)”

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