Afortunadamente era pleno invierno, sino hubiese sido aún más difícil.
No se notaría, no, que había cambiado la típica camiseta bajo el jersey por una camisa y, espero, que tampoco se notara la corbata. Sí, podía haber escondido la corbata en el bolsillo, pero no tenía ni idea de hacer el dichoso nudo, pedí ayuda para ello, antes de salir para el trabajo, y temí que de guardarla en el bolsillo se desarmara y luego no quedara igual. La entrevista de trabajo era demasiado importante para correr riesgos.
Aquel día evité levantarme de mi silla, salvo para lo imprescindible, aguante no ir al baño en toda la mañana, ni ir a la impresora… ni cualquier cosa que pudiera hacer más visible aquellos centímetros de tela azul que asomaban por el jersey y que podrían delatarme… «¿vas a una entrevista en otra empresa?». Horror, de no pasar la entrevista en el otro lugar, eso sería mi destierro en el presente.
Más que en pensar en la entrevista… no podía quitarme de la cabeza esa antigua película de «La fuga de Alcatraz», sólo tenía que aguantar hasta la hora de comer, sólo eso, para esa hora ya había preparado mi coartada, el clásico «tengo médico», y a esa hora haría la entrevista, y, y… ya daba igual lo que allí pasara, lo importante es que después podría quitarme la dichosa corbata que me quemaba, volver, y pasear y respirar tranquilamente por los pasillos de la oficina.
La hora había llegado, era el momento, el último paso del plan. Ahora sólo había que llegar hasta el ascensor. Con decisión. Bajando la mirada para no saludar y ocultar ese color azul del cuello. Estamos dentro, piso cero. Cuando la puerta se abrá seré libre…
—¡Ey Garzás! Sales muy pronto a comer hoy ¿no? Oye, llevas corbata… ¿vas a una entrevista?
No falla, siempre tiene que haber un…
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Uno de los artículos populares (en parte derivado de otro libro que está de moda, del que ya hablaremos, el Powerful: Building a Culture of Freedom and Responsibility), en nuestro mundillo, en estos meses que van de año, es ese que cuenta como a, la también popular y de moda, Netflix no sólo no le importa que sus empleados hagan entrevistas en otras empresas, si no que los anima. Y no sólo lo cuenta el artículo, también, al menos, así está expuesto en la página de Netflix sobre cuál es su cultura de trabajo:
«Knowing that other companies would quickly hire you if you left Netflix is comforting. We see occasional outside interviewing as healthy, and encourage employees to talk with their managers about what they learn in the process»
¿Cómo te has quedado?
Algo que la inmensa mayoría de la gerencia nacional consideraría motivo de despido, una infidelidad imperdonable, destierro, alta traición, lo peor que te podría hacer tu pareja, para Netflix es algo que, simplemente, enriquece.
Ciertamente, si estás jugando en «la Champions», ¿qué miedo deberías tener a que tus empleados comprueben por ellos mismos que donde están ahora es quizá uno de los mejores sitios donde pueden estar? Hay que tener mucha seguridad y valor para ello, pero es lo que tiene jugar en Champions.
Y si además aquella persona que se entrevista en otra empresa, finalmente, no se va… pues vuelve con conocimiento de cómo trabajan otras empresas, contactos, diversidad, etc., y enriquece a, en este caso, Netflix. Algo que le vendría muy bien a sitios que se han vuelto muy endogámicos, con rotaciones bajas, y un gran porcentaje de profesionales que desde hace años no han salido de las 4 paredes de su lugar de trabajo de siempre.
¿Te imaginas algo así por aquí cerca? Yo por ahora no lo veo, cuándo aún estamos en la era de explicar, y tener que convencer, cuestiones básicas de agilidad o peopleware (que llevan ahí más de 20 años).
Hay muchos que quieren jugar en la Champion, hasta hay quién se cree que ya la juega, pero me da que aún no estamos en la forma física necesaria para terminar los entrenamientos que ello requiere y, quizá más problemático, es que no somos conscientes.
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Esto que comentas, son los tan manidos celos de pareja llevados al ámbito laboral.
«¿Con quién has quedado?», «¿dónde vas?», fomentar los complejos, los miedos… ¿me irán a dejar y quedarme solo? ¿ya no me quiere?
Lo que tienes que pensar, no es sobre los miedos de si te pillarán o no por verte con otra gente, si no, que si realmente esa pareja de viaje es la correcta.
Una empresa que cela, no deja de estar fomentando una relación tóxica, que a largo plazo, solo enriquece los miedos y las inseguridades, la endogamia -como tu dices- y el generar gente apoltronada y acojonada por el cambio. Esto no es bueno en ningún círculo no ministerial.
En el caso empresarial, utilizando un poco el sentido común, es lógico que no seamos los abanderados del «fomentar entrevistas a saco para que se vaya la gente a otras empresas» creo que el punto es que no debería de haber un tabú en este aspecto, y en el caso de haberlo creo que quizá esté enmascarando una mala relación laboral empleado-empresa.
Por otro lado, en el caso de que se trate de una oferta laboral «pepino» con una empresa chula del sector o incluso una posibilidad buena para el perfil que sea, no dudo que todo el mundo podrá alegrarse al respecto, o incluso envidiarlo, pero podrá ser un tema comentado en los cafés y de hecho, es algo admirable a nivel coloquial el hecho de que la gente se entreviste con empresas aspiracionales. Digamos que da caché dentro de la manada.
SI hay una próxima vez, que la gente lo comente con sus responsables: «Tengo una entrevista en este sitio de ensueño». Dudo que nadie, en su sano juicio, pueda quemarlo y de hacerlo, no se merecen su dedicación y menos su trabajo.
Sobra miedo en ambas partes y falta empatía.
Pero ojo, esto hay que entenderlo bien, porque no hay que decir TODO lo que te llega al inBox de Linkedin a todos los compañeros y responsables -que ya sabemos que en nuestro sector llegan todos los días 3 ofertas-, pero si algo pudiera ser positivo y es una buena oportunidad, porque no hacerlo si para ti es ilusionante.
NO somos dueños del trabajo de los empleados y mucho menos podemos/debemos celarlo tóxicamente.
Besis.