La presentación que ya no debería hacer

Estoy preparando la n-esima presentación, keynote como le llamamos ahora, de estos últimos meses antes de verano. Este año el «pre-verano» ha sido una especie de maratón de eventos. Lo sé, no tengo obligación de ir a tantos eventos… pero para esto siempre he sido fácil de liar y, al final, casi siempre, digo que sí.
No hay dos presentaciones iguales, no hay dos días iguales, ni dos grupos de asistentes iguales. Pero preparando estas últimas, siempre, antes de salir al «escenario», o en las preparaciones previas, me preguntaba si algunos de los mensajes que iba a transmitir no estarían ya obsoletos. Y, por desgracia, no, no están obsoletos.
Se me hace duro, extraño, volver a hablar hoy, en 2017, de que usar Gantts (diagramas Gantt que cumplieron 100 años) no es una buena idea, que pensar que tiempo transcurrido es sinónimo de trabajo completado es mala idea, de cómo el ciclo de vida en cascada, disfrazado en posit u otros, sigue muy inmerso en nuestras cabezas, de que el concepto «proyecto» tiene sus peligros, de que gestionar las interrupciones y cambios de contexto te puede deparar más beneficios que implantar muchas otras buenas y metodológicas prácticas de moda, el peligro del pdf  «por encima de x», y un etc. largo.
Yo, desde hace años, pensaba que mucho antes iba a llegar el momento en el que hablar de todo lo anterior ya no tendría sentido, que todas esas ideas hoy estarían obsoletas, ya las daríamos por superadas, que serían algo del pasado. Pero no es así. Seguimos hablando de esas antiguas ideas y viendo caras de asentimiento, de «eso lo veo yo todos los días en mi trabajo».
Sé que no es así para todo el mundo, pero, en mi experiencia, creo que si existen aún para la mayoría.
Siempre digo que eso de que la tecnología va muy rápido… depende. En lo que refiere a muchas ideas, concepciones y hábitos no siempre va todo tan rápido. Y parece que muchas de esas cosas «viejunas» van a seguir ahí durante mucho tiempo.
Así es, los hábitos y las cuestiones culturales son muy difíciles de cambiar.
Así que, por desgracia, incorporaré a esta presentación algunas ideas de esas que desde hace años creí que ya no tendría que exponer.

Javier Garzás

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