Debe hacer ahora 10 años de aquella vez en la que recién trabajaba para una nueva organización, recién creada, llevaba muy poco tiempo. No sé cómo, pero se nos ocurrió montar una Wiki interna, de esas que normalmente se montan con mucha ilusión y luego acababan obesas de documentación obsoleta, pero que nadie quiere borrar… por si acaso, no vaya a ser (lo que no haya visto y sufrido una Wiki…).
Volviendo al tema, pensamos que sería buena idea tener aquella Wiki, para compartir conocimiento, bla, bla, bla, y tener en ella una página en la que colgáramos y recopiláramos los libros y artículos que teníamos por allí en formato electrónico. Suena, y sonaba, bien.
Casualmente, entre los presentes, había allí también una chica, una becaria para ser más concreto. Le encargamos montar la Wiki y cómo primera e ilusionante tarea… llenarla de contenido. Para la primera carga recopilamos un montón de libros y artículos sobre tecnología que teníamos en pdf, se los pasamos y le dijimos que los subiera, “de manera ordenada”, para poder luego buscarlos “fácilmente”.
Y así hizo. Y cómo te puedes imaginar, cada uno le pasamos un montón de pdfs con nombres de fichero de lo más variopinto, como dicen allí donde yo nací… cada uno “de su padre y de su madre”. Y como haríamos tú o yo, lo primero que hizo fue unificar el formato, el nombre, de todos esos pdfs, para que todos tuvieran el mismo y se cumpliera aquello de buscarlos “fácilmente”.
Cuando nos enseñó la nueva página de la nueva Wiki, con todos los links ordenados, que a su vez apuntaban a un directorio que recopilaba, con un formato único de nombre de fichero, todos aquellos pdf, dos cosas llamaron poderosamente la atención, una eso, lo obvio, ver aquel desorden ordenado y la segunda… el criterio para ordenar.
Por razones que no quedaron muy claras, bajo ningún otro criterio previamente acordado, aquella chica eligió el que a ella le pareció más razonable, lógico, y formateó el nombre de cada fichero, para que a su vez todos se ordenaran por nombre en el “explorador” de ficheros de turno… poniendo como primera palabra de cada pdf el nombre del autor.
Quizá a alguien le hubiese parecido mejor opción poner primero el año de publicación del artículo o libro, pero lo más útil en estos sistemas de andar por casa para ordenar libros en pdf es poner el apellido lo primero. Bueno, en cualquier caso, entre ordenar por nombre y ordenar por apellido poca duda hay… por apellido. Por muchas razones, por ejemplo, entre los autores hay muchos más “Steve” que “McConnell”, por lo que, al ordenar por nombre, primero llega uno a los libros de “Scott Ambler”, para luego recorrer todos los de “Steve Berczuk” hasta llegar a “Steve McConnell”.
Y luego porque «el libro de McConnell” es «el libro de McConnell” y no «el libro de Steve McConnell”, ya es raro para muchos saber que existen libros “de McConnell” como para pedirles que se sepan el nombre. Ya no te digo con los compuestos. Bueno… ¿Y quién sabe que Berczuk se llama Steve? Ese libro de versionado es “el libro de Berczuk”, y punto, no recuerdo ni el nombre del libro, y yo si no es por este post ni sabía que Berczuk se llamaba Steve.
Aquello no molaba mucho, pero total… eran unos cuantos ficheros. Además eran libros, no era una tarea crítica en la empresa ordenarlos. Así que aunque no moló nada aquella ordenación nunca nadie la cambió. Es más, todos la hicimos engordar, porque cada vez que alguien subía un pdf lo formateaba siguiendo el formato imperante… primero por nombre.
Hace mucho tiempo de aquello, hoy aquella empresa ya no existe ni mucho menos aquella Wiki, pero, al menos yo, en su día, descargué aquel conjunto de ficheros y te he escrito hoy este post porque hace un rato, 10 años después, aún hoy, he tenido que buscar un pdf, y recordaba el apellido del autor, pero no el nombre, ni el título, he ido, como tantas veces, a Google a buscarlo para luego ir a la carpeta de pdfs y encontrar lo que buscaba.
Sí, podía haberlos renombrado, sí, podría haber buscado una solución, sí pero… ya si eso mañana.
Moraleja, siendo esto, total, una tontería de ordenar pdfs, pero quizá alguno de los patrones de aquello te sean familiares…
a) Las chapuzas más grandes empezaron por una tontería.
b) Las chapuzas tienden a crecer con el tiempo.
c) Y con el tiempo las chapuzas cada vez son más indestructibles, a la vez que…
c) Las chapuzas, con el tiempo, no se ven ya ni como tal, ni tan mal, con los años.. a todo se acostumbra uno.
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