El experimento de los monos y los plátanos aplicado a empresas y comunidades

Esta anécdota – supuesto experimento, me la contó el amigo @espencer, el viernes pasado, mientras nos tomábamos un agua mineral sin gas.
Cuenta la historia que a alguien le dio una vez por meter un grupo de monos en una jaula, hasta ahí, por desgracia, nada nuevo.
En el centro de la jaula colocaron una escalera, mediante la cual se podía alcanzar un racimo de plátanos que había en el techo. Pero para aún ser más malvados, aquellos que colocaron a los monos en la jaula rociaban con agua helada a todos los monos siempre que alguno cogía algún plátano.
Al final, después de unas cuantas rociadas, cuando algún mono subía la escalera para intentar coger algún plátano el resto del grupo se lo impedía a golpes, así se evitaban el baño de agua helada.
Ahora viene lo extraño, o no tanto.
De pronto, se introduce en la jaula un nuevo mono, uno que no había participado aún en el experimento, uno que aún ni había intentado subir la escalera, ni había sido rociado de agua helada.
El nuevo mono, llega, ve la escalera e intenta subir y, cómo no, el resto de monos le agreden antes de que coja un plátano, para evitarse el baño. El nuevo no sabe muy bien de que va la cosa, pero pasa de volver a subirse a la escalera.
Llegado este punto, se saca uno de los monos iniciales del experimento, se introduce uno nuevo y pasa lo mismo que con el nuevo de antes. Curiosamente, en la agresión  este último nuevo también participa el mono anterior, el que se introdujo nuevo y que no había llegado a ser rociado de agua fría, ya que ni llego a tocar los plátanos, el resto se lo impidió. Al primer mono nuevo lo que le ha quedado es la norma de que no hay que subirse a la escalera, no sabe la razón, pero el que se sube debe de cobrar.
Poco a poco se van sustituyendo monos antiguos por monos nuevos hasta que no queda ninguno que haya sido rociado con agua fría. Y el comportamiento no varía.
Sustituidos los monos originales, con ningún mono rociado de agua fría, el comportamiento, sin saber muy bien la razón, continua… el que se acerca a la escalera cobra.
Si hubiese conocido antes esta historia la hubiese metido en aquel post del el culto al carguero, es muy del estilo: el grupo adopta normas, estas se van “contagiando” y llega un  punto que ya nadie sabe ni la razón por la que están esas normas.
Más allá de la veracidad del experimento… ¿cuántas comunidades y empresas crees que adoptaron normas que ya no saben ni la razón? Normas que quizá fueron creadas por aquellos primeros que ya ni están. Normas que se van transmitiendo de unos a otros. Normas positivas, o normas negativas, conductas negativas o positivas, adoración u odio a otros grupos, empresas, personas… sin saber muy bien la razón.
Lo complicado aquí viene cuando un mono nuevo llega y se le ocurre intentar cambiar aquella antigua norma…

1 comentario en “El experimento de los monos y los plátanos aplicado a empresas y comunidades”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Share This
Ir arriba