Es curioso, por llamarlo de alguna manera, fina y educada, cómo nuestra sociedad – empresarial – laboral – educativa se ha montado (me quiero creer que antes mucho más, cuando nosotros empezábamos a estudiar y trabajar, que hoy en día) para ir haciendo olvidar a los más jóvenes sus particulares valores innatos, vocaciones poco comunes, aficiones muy particulares, sus rarezas que eran una vocación, etc., e irlos estandarizando, industrializando, encasillando, hasta hacerlos todos iguales.
Hasta tal punto que mostrar algo diferente, particular, una vocación tuya, poco común en el resto, ha estado mal visto y tenías o que esconderla o que olvidarla. Algo simple: incluso hasta hace unos años (lo he vivido) salir del patrón traje – corbata estaba censurado con penas de expulsión del sistema. Lo he vivido, y hace muy poco hasta he dicho no a un proyecto porque me exigían llevar corbata, pero igual te digo que los primeros muchos años de mi carrera profesional me “comí” el traje – corbata, como muchos.
Creo que el chiste que te dejo más abajo refleja bien lo que te intento decir (no sé la fuente, si alguien la sabe que me la pase y la referencio).
Podría extenderme mucho más escribiendo sobre todo esto (quizá en post posteriores), pero para ser fiel a la norma del post conciso, y no andarme por las ramas, voy a centrarme en el motivo que me lleva escribirlo.
Calculo que hace aproximadamente 2 años (puede que me falle la memoria, ahí está el amigo @JoaquinLasheras para recordármelo, porque creo que la primera vez fue en unas jornadas ágiles en Murcia) empecé a volver a dibujar.
Y lo hice, y lo hago desde entonces, en algunos cursos y charlas. No sé por qué fue. Quería hacer algo distinto, romper el patrón sólo PowerPoint, romper la monotonía a los asistentes, introducirles algo nuevo para que se motivaran, eso de que para evitar que caíga la atención hay que cambiar el medio cada x tiempo.
Para muchos era raro… “¡ha sacado hojas del flipchart las ha pegado en la pared y nos ha explicado ciertas cosas… sólo dibujando!”.
Yo no me considero especialmente bueno dibujando, menos ahora, pero recuerdo especialmente que las primeras veces tenía los dedos “de palo” (creo que ahora los estoy recuperando un poco). «No había dibujado en años».
Y más allá de la sorpresa que aún es para muchos ver que te pueden contar algo dibujando, para mi, mi sorpresa interior, la mía, era esa… “No había dibujado en años”. Porque muuuchos años atrás había dibujado mucho, pero mucho, pero ya lo había olvidado, desterrado de mi mente. Y lo dejé. A lo Inside Out (si has visto la peli sabes a lo que me refiero).
No sé por qué, pero lo dejé. Lo dejé por completo. Hasta hace unos años no tenía cabida en mi mundo profesional. Los primeros años de estudio, cuando hacía la FP, aún podía pasar de los libros y dibujar. Pero desde mucho antes de estudiar la carrera aquel hobby “no servía para nada”. Y lo dejé, por completo. Lo olvidé.
Pero como el destino es así de canalla, para completar mi paranoia mental sobre el tema, hace unos meses, coincidió que ocurrió eso que suele pasar, que vienen tus padres un día a verte con una caja, de cosas tuyas que encontraron, para “que las guardes tu hijo, que nosotros tenemos poco sitio” (un clásico).
Normalmente, en una de esas cajas te puedes encontrar de todo, y en esta había… dibujos. Muchos dibujos. Dibujos de aquellos años. Dibujos de hace muchos años. En hojas amarillentas. En hojas de esas que se usaban en las impresoras antiguas, esas hojas continuas con agujeros en los bordes.
Os he dejado algo de lo que estaba más fotografiable y en hojas menos amarillas, no son nada del otro mundo pero están curiosos…
Por ahora voy a seguir dibujando en los cursos, e iré intentando mejorar poco a poco, hasta donde de. De hecho, desde que empecé he recuperado práctica.
Para aumentar el reto, los 233 me consiguieron un “chisme”, el “233 dibujator”, como el que puedes ver en la imagen de abajo, que permite proyecar lo que dibujas. Yo ya se lo había visto a Jeff Patton el año pasado en el Agile 2016, y al final me lo consiguieron.
Lo que vaya haciendo lo iré subiendo a mi cuenta de Instagram.
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otro muy interesante #postdeljueves
😉
Hola,
Realmente en las reuniones y cursos en las que se utilizan Lenguaje Visual/Dibujo simbólico, mi impresión es que los conceptos se entienden y asimilan mucho mejor.
Hay una solución intermedia entre el powerpoint y los Sketchnote, los vídeos animados, creados por ejemplo con: Sparkol, Goanimate, VideoScribe…, que también captan y mantienen mejor la atención del espectador y son igual de útiles que los Sketchnote para determinadas situaciones.
¿Qué opináis?
Un saludo
Nosotros hemos hecho alguno, como este https://www.youtube.com/watch?v=o90o6Oassec yo creo que va muy bien pero sin pasarse de tiempo, cortitos…
Alberto, no tengo experiencia en ninguna herramienta de presentaciones. Como asistente tampoco he visto ningún video animado; pero creo que no me gustaría; de hecho me pone un poco nervioso hasta verlos tranquilo en casa o en el trabajo; así que si además debo de captar lo que dice el ponente mientras sale el video …
Respecto a los dibujos SI me gustan sobre la marcha y sobre todo si es en pizarra o papel.
Me siento muy identificado porque en mi caso sucedió lo mismo y quiero retomar el dibujo pero, aunque no pueda dedicarme profesionalmente a él, si que quiero hacer cosas más profesionales tipo cómic e ilustración.
La sociedad nos hace olvidar nuestras aficiones y es una verdadera lástima. Quién sabe, si lo hubiéramos entrenado quizás nos estaríamos dedicando a ello.
Saludos.
Ánimo con ello!
Gracias! Lo necesitaré.
Por mi parte ahora mismo estoy como tester de una multinacional alemana, nunca me ha gustado la programación, de hecho estudié telecomunicaciones. Me gustó mucho el post que escribiste sobre «Ser ingeniero informático y no acabar programando».
Saludos y gracias de nuevo, creo que tú blog anima mucho a los informáticos.