Como muchos sabéis no está entre mi aficiones preferidas aquello de correr (al menos, haciendo uso de las piernas). Lo cual, como están las modas tech hoy en día, puede convertirle a uno en un tipo raro, un outlier… “ah ¿pero te dedicas a la tecnología y no haces maratones?, que tío más raro”.
Pero, aunque no haya corrido un maratón nunca, ni frecuente hacer carreras de sprint (de las de correr, físicamente, con ropa de deporte y eso, me refiero), trasladar las diferencias entre pensar en superar un maratón o superar un sprint al cambio tecnológico… me parece un símil interesante para explicar un comportamiento frecuente cuando alguien, una organización, tiene la inquietud de ponerse manos a la obra y mejorar su manera de hacer tecnología. Llámalo “Transformación Digital”, “Transformación Ágil” o, simplemente, prepararse para un futuro en el que o eres competitivo o corres el riesgo de quedarte fuera.
Siendo un error, por desgracia, gran parte de las organizaciones que le han visto “las orejas al lobo” y ya han asumido que deben de dejar atrás las prácticas “legacy” que han utilizado durante años, se enfrentan a una mejora en modo “sprint” (y no me refiero al Sprint de Scrum). Es decir, quieren ponerse a tope durante un breve tiempo y cambiar años y años de costumbre y cultura.
Como ha sido siempre, algo grande no se logra en dos días, y después del cansancio, mas después de años sin entrenar, viene la frustración. Muchas veces, como suele pasar cuando los gimnasios se llenan después de Navidad y en septiembre, y se vacían semanas después, llega el abandono, el mejor lo dejamos que esto es muy cansado.
Enfrentarse y superar un cambio cultural, un cambio en prácticas “legacy”, una transformación ágil, un cambio de arquitectura, control de la deuda técnica, etc., tiene más que ver con entrenar y enfrentarse a un maratón. Es una carrera de larga distancia, en la que hay que ir con un ritmo sostenido durante muchos kilómetros. Una carrera en la que hay que superar el esfuerzo, hay que tener la mente fría y sólo pensar que después de muchos kilómetros llegará la meta.
Pero el comportamiento típico es más enfrentarse mal entrenado a todo ello como si fuera una carrera corta, breve, en la que al menor obstáculo… se abandona.
Si hemos estado años, muchos, haciendo las cosas de una determinada manera, aunque sólo sea tirando de la lógica y el sentido común, parece sensato pensar que no vamos a cambiar maneras de trabajar de hace años en unas semanas.
A lo que hay que añadirle el tiempo necesario para conocernos, para experimentar, para saber hasta dónde podemos llegar, qué funciona, qué no, dónde vamos bien, dónde no.
Y todo esto no se hace un dos semanas.
Bueno, te dejo, me voy a dar una vuelta con la moto, que no me apetece correr.
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Sobre esta dualidad, sprint vs. maratón, vi hace tiempo esta imagen y creo que resume muy bien las diferencias entre los dos modos de trabajo.
http://www.virtuallymike.com/wp-content/uploads/2015/07/bimodal.png