Ahora que ya casi ha pasado la temporada de charlas (casi, porque aún nos queda la jornada de calidad del producto software y el QA Open Space), he querido escribir este post, y compartirlo contigo, para en el futuro intentar evitar tener que comentar “mis reglas” para dar una ponencia justo minutos antes de empezar a darla.
Quizá, ingenuamente, intento así, con este post, dejar esas reglas por escrito y por adelantado, esas reglas que la experiencia me ha enseñado y cuyo objetivo es evitar sustos y taquicardias.
Y es que después de literalmente, más de 100 ponencias (entre conferencias, cursos, charlas, etc.) tras los sustos sufridos, las enseñanzas aprendidas, uno ha ido elaborando una lista de reglas forjada desde la experiencia que intenta no incumplir, porque cuando se incumple ya se sabe lo que pasa.
Aquí te dejo mis cuatro normas para dar una ponencia. Puedes tomar este post como complemento a aquel de consejos para mejorar en el arte de hacer PowerPoints.
1 – Siempre uso mi portátil.
Sólo proyecto con el mío, soy hasta capaz de no dar una charla si por alguna razón no puedo usar el mío. Llevo un MacBook Air y no te preocupes, llevo los adaptadores necesarios. ¿Una manía? No, experiencia y sustos pasados. No se si has experimentado lo que es tener que dar una charla preparada con amor y cariño en tu portátil y que al proyectar las diapositivas en otro este no tenga las fuentes que usaste, no tenga la versión de PowerPoint o KeyNotes, etc. Mal.
2 – No paso las transparencias antes.
Lo siento, lo reconozco, después de ya unas cuantas, he de ser sincero conmigo mismo y he de reconocer que soy así, soy incapaz de terminar una presentación días antes… estoy tocando cosas hasta el último minuto. Es así. Soy victima constante de la Ley de Parkinson.
3 – No uso otro formato que no sea el mío.
Esto me ha dado un montón de problemas, porque me pasan un formato viejuno, lleno de logos por todos los lados, uno que parece una camiseta de David Meca, etc. Yo para hacer cada diapositiva me tiro horas, a veces días, buscando que cada una de ellas transmita un único y claro mensaje, horas para elegir imagen, nunca pongo imágenes de baja resolución, etc., para luego llegar… y tener que meter todo ese trabajo en un formato horrible que lo destroza. No.
4 – No cuestiones mi presentación por el número de diapositivas, ni me acotes el número.
Creo que en ciertos ámbitos somos lo suficientemente responsables para saber el tiempo que tenemos para una presentación y ajustarla al mismo, por lo que no veo sentido a esas cuentas de “una diapositiva por minuto” o “máximo 40” ¿Por qué? ¿Acaso es mejor meter tres frases en tres “bullets” o viñetas en una única diapositiva que poner las tres frases en tres diapositivas? No lo creo, además, una diapositiva, para mi, debe tener una sola idea. Contar la extensión de una presentación en función del número de diapositivas me recuerda a lo de contar avance de proyecto en función de líneas de código.
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No llego a las 100 ponencias pero sigo las mismas reglas más una adicional:los asistentes que quieran tener la presentación me la deben pedir directamente. Me gusta estar en contacto con las personas que se interesan por los temas en los que trabajo.
De las cuatro que mencionas la que más problemas me da es la de enviar la presentación por adelantado, tampoco soy capaz de cerrarla con tiempo.
Un saludo.
Buen complemento 🙂