Algo que me ha perseguido durante muchos proyectos y empresas es esa idea obsesiva que tienen muchos gerentes y directivos de que importantes necesidades de cualificación profesional de algunos de los profesionales que trabajan en sus empresas se podían solucionar con… formación. Sólo con formación. Con un curso.
Para que te hagas una idea de lo que hablo, recuerdo hace ya sus años un proyecto, uno que fue muy largo y complicado, al que llegué cuando ya esta la cosa muy mal, realmente mal y fue a peor, en el que gran parte de los problemas venían de que ni los que dirigían el proyecto ni gran parte de los que lo programaban tenían ni formación técnica ni conocimientos técnicos (al nivel que requería tal proyecto).
Cuando el anterior problema salía, la respuesta de la dirección era siempre la misma: eso se soluciona con formación. Hay que buscar un curso.
Yo entiendo que decir “hace falta formación” deje tranquilas las conciencias, dé algo de tiempo, pero en ciertas situaciones… no soluciona los problemas.
Un profesional que conoce lo que es el control de versiones, ha trabajado con SVN, puede con formación actualizarse rápido a trabajar con Git. Un profesional que lleva años programando en un lenguaje OO, puede con formación actualizarse en otro lenguaje OO. Etc.
Pero un gerente que tiene que tocar de cerca y día a día proyectos de tecnología, un responsable de proyecto en el frente de un proyecto tecnológico (de su estimación, gestión, ciclo de vida, etc.) o alguien dedicado a labores técnicas formado sin ingún conocimiento técnico… necesita algo más que un curso de formación. O más bien, necesita muchos y de larga duración, quizá de años.
A parte de mi propia experiencia, este es un tema recurrente en todo aquel que ha tratado el llamado “peopleware” de un proyecto. Por ejemplo, DeMarco en su Peopleware, o McConnell en el Rapid Development, hablan de que el buen profesional nace, no se hace.
“La gente por lo general no suele quedarse el tiempo suficiente en una empresa para cambiar de arriba abajo y un gerente simplemente no tienen suficiente influencia en la gente para cambiar su naturaleza”, decía DeMarco.
Así que, la gente que trabaja en un proyecto será siempre más o menos igual durante el tiempo que estén en él. Si están muy alejados de ser adecuados para el trabajo desde el principio… probablemente nunca lo serán.
Y todo ello acaba en una moraleja de la gestión de proyectos software tan repetida como obviada: muchos de los problemas al final vienen del principio, de saber seleccionar bien la gente que se incorpora a un proyecto.
No hay gente mala ni buena, hay gente apropiada a un proyecto y no apropiada, pero si cargas el proyecto de gente no apropiada para el mismo, probablemente siempre lo serán, por muchos cursillos que les des.
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