La calidad de la investigación que hacen universidades, empresas, instituciones, e incluso países, se lleva midiendo desde hace años.
Hay muchas maneras de medir la calidad de la investigación, pero quizás una de las más populares, y determinantes (para la vida y obra de muchos investigadores), es el llamado JCR, que no deja de tener su polémica, como hablamos aquella vez en ¿es el JCR una herramienta de evaluación de la investigación poderosa o un gran error?
Resumidamente, por poner en contexto a los que no conocen el tema, el JCR (Journal Citation Reports) es una métrica del impacto de una revista científica o tecnológica. A más JCR… mayor se supone que es la importancia de una revista. Hay una lista, por ejemplo, de revistas ordenadas por su JCR.
Continuando un poco más, se supone que si una investigación es buena producirá artículos contando sobre ella, que, según lo buenos que sean, se publicarán en revistas con más o menos JCR. Es decir, que a más artículos publicados en revistas con buen JCR, se supone, que mejor investigación se ha hecho.
La cosa llega a tal punto que incluso a la hora de medir la “potencia” investigadora de los países el número de artículos en revistas con JCR tiene un importante papel, y además llega a condicionar la vida profesional de investigadores, universidades, instituciones, etc., hasta tal punto que… hay hasta quien lo ha trucado.
El caso de las revistas brasileñas que trucaron sus JCR
Según parece, un grupo de editores brasileños liderados por un tal Mauricio Rocha-e-Silva, editor de Clinics, comenzaron en 2009 a publicar artículos con cientos de referencias a artículos que aparecían en el resto de revistas de los editores que formaban el grupo sospechoso y, además, cada artículo publicado evitó referenciar a artículos aparecidos en la propias revistas en que se publicaba. Sin entrar en datos técnicos, eso dispara la métria del JCR, y por tanto posiciona muy bien a la revista en el ranking.
Pero la policía, Thomson Reuters, la empresa que calcula y publica el factor de impacto, empezó a sospechar y diseñó un programa para detectar citaciones raras. Y 4 revistas brasileñas han sido suspendidas de la lista de JCRs por un año. Y el ideólogo, Rocha-e-Silva, fue despedido como editor de Clinics, de São Paulo.
Si quieres leer más del tema…
– Puedes leer el caso en la revista Nature, (que está en la lista de JCR, claro)
– ¿Es el JCR una herramienta de evaluación de la investigación poderosa o un gran error?
– ¿Tiene algún sentido hacer una tesis doctoral trabajando en la empresa?
– Do you want to become an IEEE author?
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