Es difícil construir software igual que se construyen productos físicos. Porque el software no es un producto físico. Aunque aún hay quien se empeñe en verlo de la misma manera, y aplicar técnicas que funcionan en el mundo de la construcción de cosas físicas al software.
Medir el avance de un proyecto software en función del número de líneas de código (al igual que medirías el avance de una obra según los metros construidos), añadir más gente a un proyecto retrasado intentando acelerarlo (al igual que harías para terminar antes una carretera) y otras tantas, son técnicas heredadas de la gestión física al mundo software… y que, aparte de que no funcionan, tienen efectos contrarios y contraproducentes.
Pero el software es ajeno a todas las leyes físicas salvo una: la entropía o desorden del sistema. “La entropía de un sistema [software] (su desestructuración) incrementa con el tiempo, salvo que se desarrollen trabajos específicos orientados a reducirla”. Y quienes primero hablaron de ello fueron, en el 1976, Belady and Lehman.
Con el tiempo, con la evolución, según la entropía, el software pierde su estructura, se hace más complejo, menos mantenible. Y salvo tratamiento específico, software que se modifica se hace más complejo.
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la entropía… y la velocidad de la luz, claro (hasta que tengamos ordenadores cuánticos 🙂