Propuesta: una retrospectiva “gastronómica” de tu vida profesional #Postdeljueves

* Lo del título, el #Postdeljueves te lo cuento al final
El caso es que ha pasado varias veces. Te juntas con alguien, te pones a charlar del “te acuerda de..”, del “te acuerdas cuando…” y suele salir el “te acuerdas cuando comíamos en…”, “te acuerdas cuando comíamos con…” o “te acuerdas cuando comíamos aquello en aquel trabajo…”.
Ciertamente, tiene su sentido. Te pasas 8, 10, 12, o las horas que sean, durante 5 o más días trabajando, al menos, 11 meses al año y… durante todos esos días… comes. Sí, comes. Algunas veces bien, algunas veces mal, algunas solo, algunas con quien quieres, algunas con quien no te hubiera gustado y algunas ni comes, pero el momento de la comida, al menos, teórica o real, existe.
Comes (o almuerzas, que dicen en algunos países de latinoamérica) más tiempo y más veces en el ámbito profesional – laboral sólo, o con compañeros, o colaboradores del trabajo, que con tus amigos o familiares (salvo que trabajes con amigos o familiares).
Así que es posible, incluso, recordar etapas profesionales asociandolas con etapas de comidas que ocurrieron por aquellas fechas. “Te acuerdas cuando comíamos con/en…” Es más, de hecho, he aprovechado este post, para recordar algunas de aquellas temporadas gastronómicas y dejarlas por escrito, retrospectiva gastronómica le he llamado.
He aquí unas cuantas, luego recuerda algunas tuyas y me cuentas:
– Aquella época en que comía, recién llegado a Madrid, subcontratado bodyshopeado por un muy humilde sueldo, todos los días en el Rodilla (el de los sandwiches) o el Pans & Company. No había pasta ni para menú del día, ni tiempo para preparar algo en casa (salía a las 6:30 am y volvía a las 23:00 pm). Duro… pero etapa laboral que se recuerda con ilusión.
– Aquella época en aquella empresa de desarrollo, desarrollo para móviles (ahora primitivos), en la que jugábamos un partido los jueves al mediodía y después… nos íbamos a comer unos callos con garbanzos (o comida dietética similar), ya sabes, para recuperar el poco peso perdido. Buena época.
– Aquella época, trabajando en aquella empresa de desarrollo, donde el ambiente general era muy malo entre todo el mundo, así que yo, pasando, durante mucho tiempo, comía solo en el despacho. Sí, tenía despacho en la empresa… y espero no volver a tener un despacho, sitios solitarios, siempre allí metido, con la puerta cerrada, como pedía la cultura de aquel lugar… quedate con él y dame un buen ambiente de trabajo.
– Las llamadas “233 calorías” de los 233 Grados de TI, esas son muy grandes, que viene a ser que los viernes que podemos, hacemos comida de media mañana + #mobprogramming, cada uno trae lo que quiere y puede de casa (he visto hasta migas pasar por allí). En ocasiones después de un 233 calorías he estado un día sin comer. Mola.
– La época de comidas laborales por el mundo, siempre agradables, novedosas, por Chile, Venezuela y Colombia (lo de comer hormigas culonas, como que no me convenció mucho).
– La época de comer en los EEUU, durante el postdoctorado, en Pittsburgh. Que buena época, lo único es que allí se come a las 12:00, ya sabes, si vienes de España… comer antes de las 14:00 es de raros.  Pero comer en aquellas furgonetas de comida rápida tan de peli… Moló. Y… ¡encontre una foto en el móvil! Ahí va…

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Aquí comí durante una gran temporada. Pittsburgh, junto a la Universidad Carnegie Mellon

Bueno, no es cuestión de contar aquí mi vida, sólo era un post de “haz una retrospectiva diferente de lo que ha sido tu vida profesional” y si la quieres compartir, aquí están los comentarios, anónimos o no…
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Uf, pasa el tiempo, en 2013, casi 3 años hace, intenté fijar un día a la semana para regularizar en ese día un post de carácter más “social profesional – realista – doloroso – venga espabila – esto no puede ser – polémico – opinión” (como ves no tengo claro el nombre pro si el contenido). En 2013 les llamé Lo que le contaría a Dijkstra, pero no fui constante en regularizar los jueves, pero… voy a volver a intentarlo y mientras me invento un nombre será… el #Postdeljueves. Nombre hashtag para luego buscarlos fácil en Twitter.
Anteriores post…
El gestor mal educado y mala educación management #Postdeljueves

0 comentarios en “Propuesta: una retrospectiva “gastronómica” de tu vida profesional #Postdeljueves”

  1. -La época de levantarme: a las 4 de la mañana para ir a trabajar en un sitio en el que ni tu JP (equipo de 5 personas) sabía tu nombre. Época de termo y papel de plata. Desayunar mientras caminabas al trabajo. Comer sentado y calentito si llegabas a conseguir sitio en la única sala para 5 plantas de workers. Llegar a casa a las 22:30, con suerte, y hacer la comida para el día siguiente, dejar preparadas las cosas para cocinar el desayuno rápido unas horas más tarde y cenar lo que fuera. El sueldo no daba para ir al Rodilla. Una época espantosa.
    – Época de levantarte a las 5 de la mañana y llegar a tu casa sobre las 21:00. Qué lujo. Llevaba de todo, era como un supermercado andante: para desayunar, para almorzar, para comer y para merendar. El sueldo no daba para Rodilla. Hasta que te das cuenta que de lujo nada, sino que dado lo vivido todo es maravilloso. Lugar de trabajo bonito, de potente nada. Una época muy mala.
    – Época de levantarme a las 7:00 de la mañana, estuvieras trabajando en el país que fuera. Hora de levantarse oficial: 7:00 am. Un lujazo ab-so-lu-to. Hora oficial de comida: depende. Hora oficial de llegada a casa: o día oficial, depende. Comida: catering del cliente de pie en la recepción de la empresa (no sabría decir qué comía, he llegado a comer carne teñida de rosa fluorescente), restaurante del cliente (no sabría decir qué comía, resulta que a parte de inglés y castellano hay más idiomas por el mundo, saludos a esos compañeros majos que pa qué una traducción), medio menú con tickets de empresa de 6 euros (un saludo a aquella luchadora que había de cocinera en aquel bar castizo, lo suyo eran comidas en serio), sala de comida, despacho, sólo, acompañado (bien y mal). El sueldo no daba para pagar facturas y Rodilla, pero comer comías y algo descansabas. Una época dura.
    – Hora oficial de levantarse 7:30 am. Hora oficial de llegar a casa: los fines de semana y fiestas de guardar. Comida: precocinados del super, pero ni ganas de comer. La época que deja en el vaso la gota que lo colma.
    Hablo de trabajos en el sector.

  2. Se me olvidaba: y trabajando, como un ******, no yendo a pintar la mona y a pasar marrones. Y con los conocimientos que da la educación basada en la creación de analfabetos funcionales. Ahí es na. Duro no, insufrible. Pero era elegir: sufrimiento insufrible o inanición insufrible. Y dando gracias. Ni qué decir que las comidas que describo pertenecen a la primera opción. Después «he elegido» la última. Ahora como frutos secos y fruta. A veces pescado congelado. Carne no, si me pones carne ya mi estómago no lo pasa. Depende de a lo que te acostumbres.
    A ver si alguien se anima y comparte esta retrospectiva. Que yo por ahí he visto mucho tupper de arroz blanco día sí y día también (de ahí se entiende la decoración de los cagaderos) y, con suerte, algún nutriente entre el arroz. Luego también los he visto de menú completo diario, homemade alguno, pero principalmente los de menú completo iban de restaurante chic, con calma, que a los del arroz les sobra el tiempo, como en In Time.
    En serio, este post se merece un overflow de memoria en comentarios. Y sólo hay dos. Nos va a lucir el pelo muy bien así.
    Nada nada, cuando lleguemos todos a la etapa de los frutos secos a ver quién se queda sin ellos, porque para todos no va a haber y ya sabéis, aquí come el primero que llega.

  3. Se me pasó este magnífico post pero no puede dejar pasar la oportunidad sin comentar, jejeje
    — No se me puede olvidar la época que nos bajábamos a desayunar en la zona de Castellana y nos metíamos un bocata de blanca con tomate y una copa de cava, con un cafetito posterior.
    — Tampoco la época que un restaurante de los buenos, abrió un buffet para desayunos, pagábamos casi 1000 pelas de entonces pero lo tuvieron que cerrar porque mi colega Eduardo y yo se lo dejábamos tieso todos los días.
    — Y la época nos pagaban la comida pero después de pagarla nosotros. A veces comíamos en el vip y el último pagaba. Ibamos 10 o 12 y con algunos jefes. Había veces que literalmente salíamos corriendo y el último pagaba.
    — Joer y la vez que nos invitó un proveedor de máquinas a comer a todo el departamento de desarrollo. Dos de mis compañeros pidieron angulas para el postre. Las miradas de nuestros directores nos clavaron en el sitio, jajaja.
    Igual podía escribir un libro porque tengo 18 años de excesos que luego he pagado con un sobrepeso importante :D:D:D

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